Hay días en que la vida parece tan ridícula, llena de reglas que cumplir escritas en libros invisibles que nunca hemos leido, pero que tenemos en la cabeza mucho más claros que las leyes con artículos e incisos de nuestras constituciones...vamos todos caminando por donde debemos caminar, haciendo lo que debemos hacer, queriendo lo que tenemos que querer y si nos escapamos ha nuestras auto-reglas tenemos castigos peores que la cárcel, perdemos nuestra familia, somos apuntados por los que se decían nuestros amigos, los que queremos pierden el respeto por nosotros y hasta nos desprecian. Es que acaso por un día en nuestra vida no tenemos el permiso para desobedecer para no caminar tan directo al desfiladero, para ir por afuera del camino...un ratito no más para probar la ilegalidad sin el temor al juicio público, sin temor a ser guillotinados por los que queremos.
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